Se podría decir que esta temporada, marcada claramente por la pandemia, ha sido un calco de la anterior. Las especies de nuevo protagonistas dos de mis favoritas: Zygonyx torridus y Anax ephippiger.
La primera, objeto de eterno deseo en mis
incursiones estivales por el interior gaditano, nunca defrauda, y en pleno
apogeo puestas y cópulas fueron ofrecidas sobre el fresco caudal.
En cuanto a la especie migradora, habitual por
esta época en los paseos y recorridos por la Bahía de Cádiz y otras zonas de la
provincia, el viento de levante les hace ralentizar su actividad y de vez en cuando
se posan, ocasión que no hay que desaprovechar.
Como bien es sabido, este catastrófico 2020
no ha permitido muchas salidas, pero eso sí, puedo darme por satisfecho porque
estas, aunque escasas, al menos han sido fructíferas.
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