viernes, 14 de abril de 2017

IRLANDA & IRLANDA DEL NORTE

En unos días libres caídos del cielo tuvimos que preparar a toda prisa los bártulos para cumplir un sueño que, la verdad, esperaba para mucho más tarde: Irlanda & Irlanda del Norte.

Lo que capté desde mi ventanilla debe pertenecer a Francia o a Inglaterra

Volando desde Málaga aterrizamos en Dublín, donde tras un primer susto, finalmente pasamos una surrealista pero feliz noche.


Irlanda del Norte

Habiendo contratado con anterioridad un tour en español, al día siguiente partimos desde Dublín hasta el país vecino para disfrutar primero de la Calzada del Gigante y luego visitar Belfast.




La Calzada del Gigante se ubica al norte de la isla, y se trata de un lugar con alrededor de 40.000 columnas de basalto resultado del rápido enfriamiento de la lava expulsada por un cráter, acontecimiento que se produjo hace 60 millones de años.





El nombre proviene de una leyenda irlandesa que copio directamente de wikipedia:

Cuenta la leyenda que había dos gigantes, uno de Irlanda (Finn) y otro de Staffa (Bennandoner), que se llevaban muy mal y continuamente se tiraban rocas. De tanto tirar rocas se formó un campo de piedras sobre el mar. El gigante escocés decidió pasar el camino de rocas y derrotar a su adversario, pues éste era más fuerte que el otro. La mujer del gigante irlandés (Oonagh) vio cómo venía el gigante escocés, así que decidió vestir a su marido de bebé. Al llegar el escocés y ver que el bebé era tan grande, pensó que su padre sería el triple de grande, así que huyó pisando muy fuerte las rocas, para que se hundieran en el mar y que el otro gigante no pudiera llegar a Staffa.


Echando una mirada a las montañas de los alrededores se observa que 
las columnas basálticas no solo se encuentran en la playa

Tras nuestro recorrido de una hora y media por este lugar volvemos al minibús (porque solo éramos seis para ese día) para ahora dirigirnos a Belfast.


Nos es la de Irlanda una isla abundante en bosques, haciéndose por ello un paisaje bello pero muy repetitivo.

Durante el camino el guía, que como es lógico, se conoce muy bien la isla, nos va contando cosillas de lo que vamos viendo por el camino, como que pasamos cerca del pueblo natal de Liam Neeson o sobre el lugar donde se fabricaban los famosísimos DeLorean de “Regreso al Futuro”, ahora convertido en una explanada.

Una mala imagen captada desde el minibús, pero que muestra, tras los árboles, 
la explanada donde antes se situaba la fábrica de los famosos DeLorean

Llegando a Belfast nos indica que miremos a nuestra izquierda para observar al horizonte un pedazo de tierra que se corresponde con Escocia. Y fue todo tan rápido que no me dio tiempo a sacar la cámara.

Ya en la capital norirlandesa nos dirigimos al puerto para contemplar el lugar donde se construyó el mítico Titanic.

Y luego llegamos a la zona que a mí, personalmente, más me interesaba visitar: los barrios donde durante tantos años se vivió el horror del tan conocido conflicto político entre republicanos y unionistas.



Como se ve en las imágenes, los murales de una ideología u otra son muy comunes por las calles, al igual que pueden verse los edificios derruidos o construidos totalmente nuevos por culpa de los continuos ataques terroristas.



Tiempo seguido nos dejan sobre una hora y medio cerca del ayuntamiento de Belfast para que podamos comer o bien hacer algo de turismo. Nosotros optamos por llenarnos el buche y andar un poco por los alrededores pero sin llegar muy lejos.



Ya de aquí vuelta para Dublín; y con mochilas de nuevo a cuesta, a buscar nuestra segunda casa contratada por Airbnb para pasar la noche.


Dublín

Como la casa que habíamos elegido estaba junto a Phoenix Park, no pudimos pasar la ocasión para entrar y buscar los famosos ciervos que, tras andar una media hora, encontramos tumbados tan tranquilos tomando el poco sol que ese día había.




De aquí nos vamos al centro de la ciudad para dar una vuelta antes de coger el bus, que atravesando el país de lado a lado, nos llevará a Galway en la costa oeste.




Inishmore, Aran Islands

Tras nuestra tercera noche en Irlanda, primera en Galway, vamos al centro a canjear nuestro ticket online para navegar desde Rossaveel a donde nos llevan en bus, hasta un lugar muy esperado para mí: Inishmore, la más grande de las Aran Islands, que se sitúan en la Bahía de Galway.




Estas islas se hicieron populares a raíz de la película-documental “Man of Aran” (1934) del director Robert J Flaherty.


Lo sorprendente es que para nada nos esperábamos un tiempo como el que disfrutamos ese día, que parecía que estábamos más en Cádiz que en Irlanda.


Nevegando en ferry alrededor de unos 45 minutos, nada más llegar a tierra los turistas se dirigieron con rapidez a alquilar bicicletas con las que se recomienda recorrer la isla. Pero nosotros, que siempre vamos por nuestra cuenta, decidimos ir a pie para buscar lo que más nos interesaba: acantilados.



Para ser sincero he de decir que tal y como teníamos los pies, llenos de ampollas de tanto pateo en días anteriores, lo que hicimos no fue lo más inteligente. Y si se quiere ver todos los puntos recomendados de la isla, más vale coger las bicicletas.


Black Fort mirando al mar

Parte del fuerte protegida del océano 


De esta manera fue como andando desde el puerto nos adentramos en un carril que nos conducía a Black Fort. Y así, caminando, dimos con nuestros ansiados acantilados.





Tras un rato disfrutando del estruendo del oleaje chocando contra las cuevas y paredes acantiladas, del enigmático Black Fort, y de la vida que por allí veíamos, así como de algunas huellas fósiles, decidimos volver. 

Lo que parece una huella fósil, que me recuerda más a un nautilus que a un ammonite 

 

 


Y siendo conscientes de que nuestros pies no soportarían mucho más ajetreo por una isla minada de piedras, lo hicimos sobre nuestros pasos y echamos lo que nos quedaba de día en las bonitas playitas que la isla ofrece, y más en una jornada tan soleada.



En las comentadas playas nos distrajimos buscando conchas y fotografiando algunas aves, hasta que finalmente tocaba regresar al puerto y poner rumbo de vuelta a Galway.




Frenchman's Beach

Pero no sin antes tirar algunas fotos desde el barco.

La iglesia de Saint Benan fotografiada desde el barco.


Sobre el estado de la mar, estaba todavía más tranquila que en el viaje de ida.


Acantilados de Moher & Burren Tour

Para el último día de visita en la isla elegimos un tour que nos llevaría partiendo de Galway por el interior y luego por la costa para visitar el dolmen de Poulanbrone, las Aillwee Caves, la ciudad de Doolin o el castillo de Dunguaire entre otros enclaves.


La verdad es que por el precio que nos costó, sobre unos 25 euros creo recordar, el tour es aconsejable.


Al llegar a las Aillwee Caves, decidimos no pagar para entrar, porque fue algo que nos cogió por sorpresa. Pero lo importante es que estábamos disfrutando de un día gris como buscábamos y esperábamos de Irlanda.


Y junto a las Aillwee Caves, había un pequeño y bonito bosque en el que no dudamos en adentrarnos.




La siguiente parada fue en el dolmen de Poulnabroune, de unos 4500 años de antigüedad. 


De lo que no eramos conscientes era de que la decepción nos esperaba cuanto más nos acercábamos a los acantilados de Moher. 



Y es que una espesa niebla, para nuestra frustración y de los cientos de turistas que por allí se encontraban,  no nos dejó ver nada.





Tras dejar los populares acantilados, el chófer se detuvo en un cercano paraje costero para que hicieramos unas fotos, algo que por supuesto disfrutamos con gran placer.



La última parada, antes de volver a Galway, la hicimos en el bonito castillo de Dunguaire.




Hasta pronto Irlanda

El último día, debido a la huelga de una compañía de autobuses, cogimos un bus desde Galway hasta Limerick, y desde esta última ciudad un taxi hasta el aeropuerto de Shannon.



Encontrándonos en Irlanda, la verdad es que no es nada agradable pasar el último día en un aeropuerto, así que aguantando como pudimos unas cuantas horas en este, finalmente tuvimos que decir “un hasta pronto Irlanda”, porque en cuanto tengamos ocasión, volveremos. 

La bandera de Irlanda, al revés por el viento