miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nueva especie de caprélido hallada en Tarifa: Caprella takeuchii


Si hace unos meses me sorprendía con el hallazgo de una nueva planta para la ciencia (Centaurea molesworthiae) en la Sierra de Ojén (dentro del término municipal de Tarifa), por parte de Juan Antonio García Rojas y Juan Antonio Devesa, ahora quedo de nuevo fascinado con el descubrimiento de una nueva especie animal en la costa tarifeña. Este hallazgo puede apreciarse en el artículo “Los crustáceos caprélidos. Pequeños desconocidos del litoral tarifeño”, de José Manuel Guerra García, aparecido este mes de diciembre en la revista Aljaranda [Año XXI. Núm. 83. Cuarto Trimestre. Diciembre 2011 (parece que llevaba algunos números de retraso)]; su nombre: Caprella takeuchii. 


Uno de los caprélidos más abundantes en 
el Estrecho de Gibraltar: Caprella gradimana. 
Imagen: http://www.drosophila.es/blog/2011/07/21/los-caprelidos/

Se trata de un pequeño crustáceo marino perteneciente a los caprélidos, unos animales que prácticamente pueden hallarse en todo el globo. Estos artrópodos viven sobre algas marinas fanerógamas, sedimentos e invertebrados de todas las latitudes y profundidades. Son unos animales muy desconocidos, a pesar de su importancia en la acuicultura, y sobre todo en las cadenas alimentarias marinas y como bioindicadores de la calidad del agua.

Igual de interesante resulta que, aparte de ésta variedad descubierta en aguas de Tarifa, han sido varias las especies de caprélidos también nuevas para la ciencia halladas en los últimos años en aguas del Campo de Gibraltar y áreas próximas. A saber: Caprella caulerpensis, C. ceutae, C. monai, C. paramitis, C. pseudorapax, C. sabulensis, y Parvipalpus onubensis.*


* http://www.drosophila.es/blog/2011/07/21/los-caprelidos/


viernes, 23 de noviembre de 2012

Calamares Gigantes en el Estrecho de Gibraltar (II)

 
Como continuación del artículo que con anterioridad dediqué a los calamares gigantes y su presencia en el Estrecho de Gibraltar, y como nuevo ejemplo de la gran diversidad de animales que alberga nuestro enclave, me refiero ahora a la noticia reflejada en numerosos medios en el pasado mes de octubre de este año de 2012.

Un calamar de alrededor de 4 metros apareció en la playa algecireña de Punta Carnero en tan buen estado que el Centro de Gestión del Medio Marino del Estrecho (CEGMA) rechazó realizar la correspondiente necropsia para así conservarlo íntegro para su exposición y estudio. De hecho, no creo que sean pocos los organismos que se hayan interesado por tan preciado molusco.


Foto: Europa Press/Junta de Andalucía

Según el comunicado de Europa Press fueron unos vecinos los que encontraron al animal en la orilla de la playa algecireña en la tarde del miércoles 10 de octubre. Seguidamente lo transportaron hasta la zona de Cala Arena donde avisaron al CEGMA para que se hicieran cargo de él.

Recientemente, en la presentación del cómic de un amigo coincidí con una persona muy popular en Tarifa: se trata de Sebastián Trujillo, más conocido en el pueblo como “Chan”, o “Chan el del Castillo”, por su labor durante tantos años por difundir sus conocimientos adquiridos de manera autodidacta sobre el patrimonio cultural tarifeño. Sabiendo de la reciente publicación de mi segunda obra: La Esfinge de Darwin y Otras Historias de la Criptozoología, no dudó en narrarme lo sucedido cuando él tenía 12 años, probablemente a mediados de la década de 1960. Un calamar gigante fue arrastrado por las olas hasta la playa de La Caleta (Tarifa), lo que causó una gran expectación entre los ciudadanos. No pudo decirme la medida, pero si acertó, como todos lo que allí asistieron, en no intentar comérselo. Su gran concentración en amoniaco hubiese hecho muy difícil su ingesta.*

Es imposible saber cuándo volverá a aparecer en nuestras costas el próximo calamar gigante, pero por mi parte, solo espero que, a pesar de la rapidez con la que son recogidos tales ejemplares por los centros de investigación, algún día pueda por fin contemplar tal maravilla natural con mis propios ojos.

* Párrafo añadido posteriormente; 20/12/2012

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Beebe y su serpiente marina


«Nos habíamos convertido en plancton. Me imaginé que permaneceríamos suspendidos entre dos aguas una infinidad de tiempo, mientras el Holandés Errante seguiría navegando por la superficie de los mares. El color azulverdoso del exterior se volvió frío y enemistoso. Hicimos lo que pudimos para darnos a entender con señales del reflector, pero una parte de mi cerebro seguía trabajando con normalidad y pudo contar veinticuatro medusas que pasaron nadando por delante de nosotros».

Estas fueron la palabras de William Beebe el 6 de junio de 1930 cuando descendió junto a su colega Otis Barton en la batisfera a 240 m en las aguas de Bermuda. Por primera vez el hombre se adentraba en las profundidades oceánicas. En septiembre de 1932, después de repetidas inmersiones, la batisfera alcanzó casi 700 m y Beebe comentó: 

«De aquí para abajo desde hace dos mil millones de años no ha existido ni día ni noche, ni verano ni invierno, nada que diera una medida del curso del tiempo, antes que nosotros lo hiciéramos ahora». 

En uno de sus viajes al abismo Beebe contempló una serpiente de 6 m de largo muy ancha, con unos afilados dientes. Por ahora él es la única persona que ha podido ver semejante animal. 

Ya en 1949, Barton sobrepasaría los 1370 m.

Imagen: http://citrussucker.tumblr.com/
post/24020091838/this-postage-stamp-
commemorates-william-beebes

De "Del mar y sus profundidades. Criptozoología: el enigma de las criaturas insólitas"

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Esfinge de Darwin y otras Historias Asombrosas de la Criptozoología





Charles Darwin predijo en su obra La fecundación de las orquídeas, en 1862, la existencia de la Xanthopan morganii, una mariposa con una “lengua” de al menos 30 centímetros. Algunos de sus colegas lo tomaron a broma, imaginando que era imposible semejante probóscide en un ser de estas dimensiones… Mucho después una exploración capturó una especie de polilla con una asombrosa trompa de 30 centímetros… y 150 años más tarde, la polilla pudo ser filmada por primera vez libando néctar de una orquídea con su larga “lengua”.

La Criptozoología tiene como principal objetivo la búsqueda de aquellos seres vivos que, aún existiendo, han escapado al conocimiento de la ciencia convencional; y de aquellos otros que se creían extintos pero podrían ser de nuevo redescubiertos. Desde que el zoólogo Bernard Heuvelmans, padre de la Criptozoología, creara esta disciplina en la segunda mitad del pasado siglo, científicos de la talla de Jane Goodall o Carl Sagan se han pronunciado sobre la posibilidad de que los críptidos (como se denominan tales criaturas) sean algo más que simples seres legendarios.
Esta obra nos introduce en un fascinante viaje por los misterios del reino animal, recordando casos asombrosos – como la esfinge predicha por Darwin en base a la descripción de una singular orquídea- y sumergiéndonos en los abismos marinos, donde reina la oscuridad más absoluta, en el mismísimo centro de la tierra, para dar con fascinantes habitantes, o recorriendo las cumbres más altas, las frondosas selvas o los más extensos desiertos, en la búsqueda de toda clase de bestias aún ignotas para la ciencia.

GUADALMAZÁN. COLECCIÓN DIVULGACIÓN CIENTÍFICA
© Daniel Rojas
© TALENBOOK, S.L., 2012
Primera edición: Agosto de 2012
I.S.B.N: 9788493502751
264 Páginas


Algunas reseñas:

Blog "El librófago"

 http://ellibrofago.blogspot.com.es/2012/09/almuzara-presenta-la-esfinge-de-darwin.html

Blog "Crónicas Literarias"

http://cronicasliterarias.com/2012/09/nueva-novedad-para-aficionados-a-la-criptozoologia/

Almas Oscuras

http://www.almasoscuras.com/la-esfinge-de-darwin

Recomendación en CLAVE7 nº15 Octubre 2012 Año III. La Revista

http://clave7.webcindario.com/revista15.html

El Mundo, Comunidad Valenciana. Por Bel Carrasco



Recomendación en Arte de Vivir Nº 126 2012, Pág 37

http://issuu.com/artedevivir/docs/adv_arte_de_vivir_126

Recomendación por el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. Octubre de 2017.

https://museuciencies.cat/esfinge-darwin-y-otras-historias-asombrosas-criptozoologia/



viernes, 31 de agosto de 2012

Como conocí a Macrocheira kaempferi

En 2008, año en el que residí en la ciudad de Valencia, decidí, como no, visitar el Oceanográfico. Recuerdo que tras recorrer las primeras salas, ya no quise moverme de una de ellas. Puede parecer exagerado, pero me costaba creer lo que tenía ante mis ojos. ¡En uno de los acuarios había ejemplares de Macrocheira kaempferi, el centollo gigante japonés o cangrejo araña gigante! Pero para comprender mi fascinación por este animal, hemos de retroceder mucho atrás en el tiempo, hasta mi niñez.



 Ejemplar de Macrocheira Kaempferi del Oceanográfico de Valencia


Tendría unos diez u once años, y cada una o dos semanas me encantaba acercarme a la biblioteca a recoger un libro. Recuerdo que estaba algo pachucho, como a punto de ponerme enfermo, pero ello no me impidió faltar a mi cita. Así fue como di con un completísimo libro sobre crustáceos y moluscos (del cual no he logrado recordar su nombre exacto), eso sí, muy viejo ya. Aunque parecía prometer, en el momento no lo vi en profundidad, pues hacía frío y llovía, y de lo que más ganas tenía en ese momento debido a mi estado era de volver lo más pronto posible a casa. Una vez en el nido familiar, mi salud empeoró, y en la cama empecé a rememorar los días anteriores. Como niño algo flipao, y rodeado de más amigos flipaos, me pasaba horas, en pleno invierno, buscando bichos en el campo y en los charcos, y sobre todo, nos daba a todos por echar divertidos partidos de fútbol bajo la lluvia. Evidentemente todo aquello tarde o temprano tenía que pasarme factura.

Tras una noche de fiebre, al día siguiente mis padres descartaron evidentemente mi asistencia al colegio. Recuerdo observar a través de los cristales de mi ventana que llovía bastante, y tras tomar algo caliente, le pedí a mi madre que me trajera a la cama el tan estropeado libro que había recogido el día anterior. 


 
 Imagen: Lycaon (Hans Hillewaert)


Inmerso en su emocionante contenido repleto de toda clase de moluscos y crustáceos, viajé por todo el globo, hasta llegar al continente asiático, y concretamente a Japón. Y allí estaban, un par de páginas enteras dedicadas al centollo gigante japonés, y en ellas se podía observar una ilustración de su enorme exoesqueleto en un museo, que ocupaba la parte superior de las dos páginas. Si ya de por sí me entusiasmaban los crustáceos (y todos los artrópodos en general, como ya habré repetido en otras entradas) saber que existía un cangrejo con éstas proporciones fue un éxtasis total para mí. Leí que podían llegar a medir hasta cuatro metros y que habitaban las profundidades marinas de Japón. Había además algunos antiguos dibujos de estos cangrejos atacando a los bañistas en las playas.


Enorme ejemplar conservado en el Museo de Historia Natural 
de Viena. Imagen: Gryffindor


Tiempo después intenté volver a coger el mismo libro pero ya no estaba. No sé si alguien se lo llevó o había sido desechado debido a su mal estado. Y para colmo, ni aparecía registrado en los archivos de la biblioteca. Algo raro raro raro de verdad.

En la actualidad la biología de este animal no es muy extensa. Efectivamente, como decía aquel libro, su tamaño puede llegar a los 4 metros de ancho y los 20 kilos de peso. Se trata pues del mayor artrópodo viviente conocido. Puede hallarse a profundidades de hasta 600 metros, principalmente al sur de la isla japonesa de Honshu.


Muda del centollo gigante japonés expuesta en el Oceanográfico de Valencia


Inexplicablemente, éste no es un animal muy habitual en libros y documentales, y por ello en mi libro “Criptozoología: el enigma de las criaturas insólitas” decidí incluirle a propósito de ciertas especies de desproporcionados tamaños que habitan Japón.

En mi visita al Oceanográfico de Valencia pasé tanto tiempo frente a estos bichos, que a cada rato acudía un vigilante a observarme a mí. Y es que nunca pensé que este casi desconocido crustáceo se mantuviera en aulas marinas, y menos aún que, aunque se trataran de ejemplares jóvenes y no muy grandes, algún día llegaría a verlos con vida.