miércoles, 9 de noviembre de 2016

Anochetus ghilianii

Tras toda una vida dedicada a los invertebrados, y lejos de ser, ni mucho menos, un experto en estos, uno ya sabe más o menos donde ubicar los ejemplares que se va encontrando. Y en determinados grupos hasta puedo saber lo que cuadra o no cuadra en la fauna de mi área.

Eso me pasó hace un par de meses cuando levanté una madera en descomposición mientras bicheaba por determinada zona de mi localidad. Allí había un tipo de hormiga que no había visto antes, con unos “huevos” que tampoco me parecían los habituales de las especies que ya conocía. Hice varias fotos y volví a dejar la tabla en su lugar.




Por la tarde decidí pedir opinión de expertos, de tal manera que no tardé en conocer la identidad de esos misteriosos himenópteros.

Se trataba ni más ni menos que de Anochetus ghilianii, una primitiva hormiga que hasta hace muy poco se consideraba nativa de ambas orillas del Estrecho de Gibraltar. Por ello, aparece en la categoría de Vulnerable en el Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía. Pero fue el año pasado, en un estudio publicado sobre la susodicha especie, cuando se supo que en realidad no es propia de nuestra fauna, sino una introducción reciente propiciada muy posiblemente por el transporte marítimo en la zona del Estrecho.


Cabe recordar que la introducción de especies alóctonas es uno de los principales motivos de la extinción de las autóctonas si llegan a compartir el mismo nicho ecológico. Pero dado que al día siguiente de hallarlas estuve un buen tiempo observándolas hasta que terminaron de poner a salvo todos sus “huevos”, me pareció extraño ver junto a su hormiguero otro de Pheidole pallidula, e incluso como se cruzaban con individuos de Aphaenogaster senilis sin ningún amago de ataque por ninguna parte.

Por todo ello, si bien no debemos alegrarnos de que ahora forme parte de nuestro catálogo de especies ibéricas, no podemos obviar que estamos ante una interesantísima especie.

Un macho alado

La biología de Anochetus ghilianii es todavía muy desconocida. Según el Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía, en base a otras especies del género y por observaciones directas se sabe que son depredadoras y su alimentación parece estar basada en colémbolos, unos diminutos artrópodos. El vuelo de los ejemplares alados es nocturno y va desde el atardecer hasta la medianoche. Como pude comprobar, los machos, como se ve en la imagen que adjunto, son muy diferentes a otros de otras especies que estamos más acostumbrados a observar.

 
 Un individuo transportando alimento al hormiguero. Dado que se me fue el foco a la parte trasera de la hormiga, no se aprecia bien si lo que lleva es un colémbolo o quizás un proturo o un dipluro; a mi parecer veo la presa demasiado 
larga para ser un colémbolo.
 
Habrá que ver si en próximos años deja la comarca campogibraltareña para expandirse a nuevos horizontes, o si por lo contrario se mantiene donde por ahora únicamente es conocida en el continente europeo, que es un hábitat similar al del que es oriunda, el norte de Marruecos. 


sábado, 5 de noviembre de 2016

Cueva de la Pileta (Málaga) [31 Oct. 2016]

Tras la de Nerja y la Gruta de las Maravillas, la Cueva de la Pileta, en Benaoján (Málaga), es la tercera caverna que visito. Si las dos anteriores me parecieron fascinantes, ésta desde luego no se queda atrás, especialmente por el espectacular número de grabados rupestres que ofrece. Sin duda todo un deleite poder contemplar los extintos uros, équidos o un pez de enorme talla con una foca dentro. Y un momento muy especial a destacar, una experiencia corta pero intensa, fue cuando el guía nos invitó a apagar todas nuestras lámparas y sentir la más absoluta oscuridad con el fin de recalcar lo vital que era la luz allí dentro... Maravilloso.

Fuente: marbellaescapes.com
No puedo mostrar fotos propias debido a que, lógicamente y por motivos de conservación, no están permitidas dentro de la cueva. Y ni siquiera me acordé de haber cargado el móvil para hacer alguna aunque fuese a la entrada, pues se me apagó cuando subíamos hacia la entrada.

Entrada a la Cueva de la Pileta. Foto: falconaumanni

En definitiva, si os interesa la prehistoria como a un servidor y queréis conocer las entrañas de la Serranía de Ronda, este es un lugar de obligada visita.

Mirador de la Escarihuela – Montejaque (30 Oct. 2016)

No muy lejos de Benaoján, junto a la bonita villa de Montejaque se encuentra una subida al Mirador de la Escarihuela.


Nada más llegar arriba nos encontramos con una pequeña ermita cuya construcción está relacionada con una epidemia de peste que asolaba Ronda. Los pobladores de esta ciudad, habiendo oído sobre los milagros de la patrona de Montejaque, pidieron a los montejaqueños que la sacaran en procesión. Y según nos cuenta la leyenda, mientras más se alejaban de la villa, el peso de la Virgen aumentaba cada vez más, hasta que ya no pudieron seguir y no les quedó otra que volver. Según los creyentes tal esfuerzo no fue en vano, pues al día siguiente llegaban noticias de Ronda: la epidemia había remitido.
Pero dejando a un lado las historias de creyentes, lo mejor de subir hasta arriba son las vistas que desde allí se tienen, viéndose minúsculas las poblaciones de Benaoján y Montejaque.

Al fondo, Benaoján.
Y para fortuna nuestra, divisamos un grupo de cabras montesas que nos hicieron deleitarnos con su increíble soltura para moverse por las verticales paredes rocosas.



Y tras todo ello, como día de cambio de hora otoñal, la puesta de sol tras la enorme montaña que parece escudar a la villa de Montejaque.


Montejaque




De Benaoján a la Cueva del Gato (30 Oct. 2016)

Desde la estación de tren de la población de Benaoján parte una corta y fácil ruta hasta uno de los monumentos naturales de Andalucía, La Cueva del Gato.


En tan solo unos dos kilómetros y una hora de duración, esta nos lleva por un sendero bien señalizado junto al río Guadiaro. Dicho sendero se corresponde con tramos de un camino medieval que se construyó sobre una antigua vía romana que unía las ciudades romanas de Carteia (San Roque) y Acinipo (Ronda).

Llegando al final del trayecto, pasaremos bajo un puente y veremos un primer plano de nuestro destino.
 
Si continuamos un poco más, como antesala a la gruta está el Charco Frío, cuyo nombre no necesita muchas más explicaciones.





En realidad no está permitida la subida por unos escalones que llevan a la cueva, pero eso a la gente le importa muy poco como pudimos comprobar.



La Cueva del Gato ha servido desde siempre como refugio para el hombre, ya fuese para los primeros pobladores de la zona o para los famosos bandoleros de siglos pasados. Y realidad estamos ante nada menos que la boca sur de un sistema espeleológico conocido como Hundidero-Gato, siendo el más importante de Andalucía, con lagos, simas, cañones y salas que pueden llegar hasta los 70 metros de altura. Además, este tramo subterráneo, de más de cuatro km, contiene interesantes pinturas rupestres.