Hace unos días, de camino hacia
la Bahía de Cádiz y viniendo desde Tarifa, cumplimos un antojo que teníamos
desde hacía tiempo: visitar los Molinos de Santa Lucía.
Es este uno de esos lugares por
los que llevas pasando media vida y te preguntas: ¿Qué habrá al final de esa
carretera? Pues lo que hay es tan increíble, al menos para el que escribe estas
líneas, que llega a molestar el no haberlo visitado antes.
En su parte baja se encuentra un
poblado con algunos rincones muy ligados a la naturaleza que le rodea, a veces
con aires y mensajes muy ecologistas.
Pero lo mejor está en su parte
alta, donde se encuentran los comentados molinos, en estado semi-abandonados
pero todavía en pie, por donde hay exuberante vegetación y cursos de agua
discurriendo por diferentes lugares.
Sin duda, un continuo deleite a cada paso que dábamos.
Esto lectores míos es lo que
tiene esta Andalucía mía, y especialmente la provincia de Cádiz, maravillosas
sorpresas por la mayoría de sus magníficos rincones.
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