jueves, 14 de noviembre de 2013

La otra víbora, la voladora o de las higueras

Yo llegué a verla cuando era pequeño, pero mi recuerdo es tan vago que no he conseguido darle una forma completa. Lo que mejor puedo rememorar es la característica que más destaca en sus descripciones: un par de largas antenas.

Aparte de las víboras normales, y con normales me refiero a las serpientes, al sur de Andalucía, en la comarca del Campo de Gibraltar (puede que también sea conocida fuera de estos límites) las personas más longevas del campo siempre me han hablado de la víbora voladora o de las higueras, de la que cuentan que tiene largas antenas, parecido a la cucaracha (americana), y es ciega, y por ello, si choca contigo puede picarte. En teoría debe tener veneno, pues con su picadura cuentan que tiende a darte fiebre. Se alimenta de higos, por lo que hay que llevar cuidado cuando se va a recogerlos.

Macho del gran capricornio (Cerambyx cerdo). Foto: Lidewijde

Volviendo a mi experiencia de niño, mi avistamiento se produjo cuando, estando con mi padre caminando por el campo, me alertó de que me alejara de ella, pues esta se encontraba en lo alto de una vieja casa abandonada cerca de la cual pasábamos.

Lo curioso es que al preguntarles a varias personas, todas coinciden en su descripción. Llevo ya años intentando saber que animal (con toda seguridad un insecto) se esconde detrás de ella, y creo que por fin, gracias a una reciente y oportuna especificación, he logrado dar con él. El candidato es un coleóptero: el gran capricornio (Cerambyx cerdo), o en su defecto alguna variedad semejante como Cerambyx welensii.

El gran capricornio o capricornio de las encinas en su fase adulta es de color oscuro, tiene largas antenas y unas fuertes mandíbulas, y puede medir más de 6 cm de longitud. Tras un desarrollo máximo de cinco años, cuando aparece el adulto lo hace en fechas cálidas, en las cuales puede no alimentarse, pero si lo hace tiende a lamer la savia de los árboles heridos, y lo más importante, puede sentirse atraído por frutas muy maduras, como es el caso de los higos. Son principalmente nocturnos, aunque se les puede ver también de día.

Cerambyx welensii

Lo que más me ha llamado siempre la atención de la apodada “víbora voladora” es lo de su picadura, la cual como ya comenté debería tener veneno para provocarte fiebre; lo cierto es que no he tenido constancia de que estos animales tengan ninguna sustancia tóxica ni de que vayan picando a la gente; ni tampoco que sean ciegos…

Lo más probable es que lo de su mordida se haya deducido de sus fuertes mandíbulas, y todo lo demás forme parte de la leyenda creada en torno al animal, inventada para evitar que los niños se subieran a las higueras y se cayeran de ellas, o se atiborraran de sus frutos. Un animal con esas características atribuidas, también haría que hasta los adultos se lo pensaran dos veces antes de acercarse al árbol si veían a uno de estos bichos en él.

La nota negativa de esta historia es que el gran capricornio es una especie en vías de extinción en numerosas regiones.