Hace alrededor de un año, la Plaza de España de Sevilla sirvió como el mejor de los escenarios para que la maravillosa música de Loreena McKennitt nos cautivara a todos los que allí nos congregamos. Y el mismo espectacular enclave, hace un par de días, fue testigo de otra noche mágica.
El culpable esta vez era un gurú de la música electrónica, nada menos que Jean-Michel Jarre.
Si bien la música en directo no es lo más apreciado en sus conciertos, porque literalmente parece que apenas la hay, el espectáculo audiovisual que el francés ofrece perdona cualquier playback.
Jarre es uno de los autores que más destaca en mi discoteca, el tercero de ese trio de genios de una música que tanto ha costado clasificar y que completan Mike Oldfield (el más grande para mí) y Vangelis.
El poder estar allí me costó mucho más que sudor, pero que acertada decisión.
No voy a desglosar el concierto aquí, para eso ya hay buenos artículos al respecto en la red, pero no podía de dejar de incluir, aunque fuera brevemente, esta cita en mi blog.
No sé si Jarre ofrecerá más giras, y más contando con sus 77 años que desde luego no aparenta, pero ya puedo tacharlo de mi lista de artistas a disfrutar en un escenario. Una oportunidad que en su día no supe aprovechar, lamentablemente, con el mago de Reading.







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