viernes, 26 de julio de 2024

Cuando Loreena McKennitt teloneó a Mike Oldfield

Este blog nació, hace ya más de dos lustros, tanto de la necesidad de compartir mis inquietudes naturales como para darle cabida a mis publicaciones literarias. La cosa es que, al final, he terminado publicando sobre diferentes temas, a pesar de que no lo actualice todo lo que me gustaría. Lo que me extraña a mí mismo es el que apenas haya escrito unas cuantas entradas sobre música, con lo importante que es esta en mi vida.

Llenando de paso, al menos un poco, este vacío, hoy traigo uno de esos curiosos encuentros que tanto me gustan, entre dos de mis preferencias musicales.

Como siempre digo, para mí en la música está Mike Oldfield y luego todo lo demás. Y es que si hay un músico que ha puesto banda sonora a mi vida ese es el señor Oldfield. Pero aparte de él, hay otros artistas que han sido también importantes en lo que llevo de tiempo sobre la Tierra. Siguiendo un estilo de música “similar”, y, aunque erróneamente, englobado dentro de la “new age”, en mi discoteca destacan Enigma, Vangelis, Dead Can Dance, Jean Michel Jarre o especialmente en los últimos años Loreena McKennitt.

Personalmente, el confinamiento de 2020 me sirvió de muy poco creativamente hablando; en cambio en él tuve la fortuna de descubrir y redescubrir música que tenía prácticamente ignorada u olvidada. Es este el caso de Loreenna McKennitt. Por supuesto, tenía trabajos y temas suyos en recopilatorios, pero no fue hasta la pandemia cuando la canadiense fue calando cada vez más fuertemente en mí. Y en especial con el disco To Drive the Cold Winter Away, que con más ahínco me pongo en los meses otoñales e invernales.

La anécdota que lleva a esta entrada sucedió en el año 1993 y concierne tanto a Loreena McKennitt como a Mike Oldfield.

El músico de Reading se encontraba en plena gira de su exitoso Tubular Bells II, motivo por el cual se programó su actuación en el Royal Albert Hall de Londres. Estando entonces ambos bajo el sello Warner, la compañía pensó en la canadiense como telonera de Oldfield. El cómo transcurrió todo, lo cuenta la propia Loreena en su web:

El camino hacia el Royal Albert Hall empezó en 1993 cuando recibí una llamada de Warner Music Canada, mi compañía discográfica en ese momento, preguntándome si podría abrir para Mike Oldfield en su gira Tubular Bells II. El caso es que yo me encontraba en Marruecos investigando para The Mask and Mirror y casualmente había dejado mi arpa en Londres. Comenté que aceptaría siempre que pudiera vender allí mis CD y que se colocaran folletos en los asientos para darme publicidad. Cuando comenzamos tocábamos en estadios pequeños, pero luego nos abrimos paso hasta el Royal Albert Hall, donde no había personal suficiente para colocar los folletos en los 5.000 asientos. Para mi sorpresa, tanto mi madre como mi tía habían volado desde Canadá para celebrar mi aparición en este prestigioso salón y, al final, las tres pasamos las dos tardes colocando panfletos en los asientos. 

Mike Oldfield con su Tubular Bells II en el Royal Albert Hall

Los conciertos en los que ella abrió para Mike, tan solo tocando con su arpa, se celebraron el 5 y 6 de abril.

Casi tres décadas después, concretamente en 2019, Loreena volvería al Royal Albert Hall esta vez como artista principal y claramente con una carrera más dilatada. De este concierto se grabó un álbum en vivo: Live At The Royal Albert Hall.

Audiencia en el Royal Albert Hall durante uno de los conciertos de Mike.

Quiero creer que en esos dos días de abril de 1993 no sucedería todo como un simple trámite para Mike y Loreena y que ambos artistas estuvieron intercambiando impresiones. Como de igual manera quiero imaginar que los trabajos de la canadiense fueron oídos por Mike y le sirvieron de inspiración para su disco de música celta Voyager que publicaría tan solo tres años después. 

Y lo que son las cosas. Loreena McKennitt sigue produciendo y ha acabado recientemente la segunda gira de este año, dándome la oportunidad de verla en dos ocasiones. Pero Mike… de Mike llevamos ya varios años sin saber absolutamente nada.

 

lunes, 8 de julio de 2024

Imageneando por Sevilla

 












Loreena McKennitt en Sevilla. 7 de julio de 2024

Cuando se anunció la primera gira pospandémica de Loreena McKennitt por Europa, algo no cuadraba: España no estaba incluida. La de Manitoba es de sobra conocedora de lo apreciada que es entre el público español y de que sus espectáculos por tierras hispanas suelen ser sinónimo de “entradas agotadas”. Y estamos hablando de una época en la que el panorama musical en España no pasa por su mejor momento, con la mayoría de medios apostando por lo que ahora llaman música urbana... (Mejor dejarlo ahí).

De todas formas, para asegurarnos el verla, como ya escribí en otra entrada, aprovechamos nuestro viaje a Bruselas y con nuestras entradas nos encajamos en el Cirque Royal. 

Algunos meses después de anunciarse la primera gira, se comunicaba un segundo tour por el 30 aniversario de uno de sus mejores trabajos, The Mask And Mirror, y, como era de esperar, finalmente pasaría por España.

Con la incógnita de algunas localizaciones, finalmente Sevilla fue una de las elegidas. Y menos mal que no nos precipitamos a la hora de comprar entradas para verla en una de las ciudades anticipadas, porque aparte de que la capital andaluza sea una de mis ciudades favoritas, no dudaba en que para el acto se elegiría un enclave a la altura. Fue este el caso de la Plaza de España dentro del Icónica Fest que se viene celebrando cada estío.

Así fue como nada más abrirse la venta hace unos meses conseguimos pillar dos localidades en primera fila. En esta ocasión lo veríamos todo bien y de cerca.

Y finalmente llegó el día. Allí sentados los más cerca posible del escenario, la canadiense salió puntual como siempre seguida de su banda habitual.

Foto de Manu Suà/Diario de Sevilla

La experiencia no pudo ser más maravillosa. Durante casi dos horas nos deleitó con el setlist de The Mask And Mirror más una selección de otros de sus temas más icónicos.

Si mal no entendí, Loreena comentó algo así como que en pocas ocasiones había tocado en un lugar tan hermoso, y es que no le faltaba razón. La coloreada iluminación en la noche embellecía aún más si cabe la Plaza de España.


De un tiempo para acá, Loreena, al igual que cada vez más artistas, prohíbe grabaciones en sus recitales. Y no sé hasta qué punto el fin es para que el público disfrute del espectáculo. Entiendo que resulte molesto para un artista ver tantas luces de móviles enfocando, pero garantizo que en otros conciertos he disfrutado al máximo mientras grababa algunos videos como recuerdo. De todas formas, hicimos caso y en ningún momento sacamos los teléfonos, aunque ganas no faltaban estando tan cerca de ella.


Dejando este asunto aparte, los afortunados que allí nos juntamos vivimos una noche que será difícil de olvidar. Contemplar a esta mujer con esa voz, al piano, al arpa y al acordeón, con esos grandes acompañantes, en un lugar tan emblemático, es toda una mágica experiencia.


Y es que describir con palabras una noche así es difícil; hay que vivirlo al menos una vez en la vida.