jueves, 21 de mayo de 2015

El lado más oscuro de los nativos norteamericanos

Acostumbrados a que el cine y la literatura nos haya pintado a los nativos norteamericanos como pacíficos habitantes de las praderas que, hasta la llegada del hombre blanco, habían habitado en armonía con el medio natural, hay que reconocer que cuesta hacerse una idea algo diferente a esta estampa.

Es cierto que los indios habían contraído una envidiable unión con la naturaleza, pero no debemos olvidar que al fin y al cabo también eran humanos. Y con humanos me refiero al peor sentido de la palabra.

Mucho antes de que la lamentable colonización blanca hiciese acto de presencia en Norteamérica, los nativos llevaban ya tiempo inmersos en ancestrales enemistades tribales. Tras las guerras podía haber un especial ensañamiento hacia los derrotados. Se arrancaban cabelleras, se apoderaban de partes corporales como trofeos, se cometían violaciones, mutilaciones y torturas, y se arrancaban y comían corazones para contraer la fuerza de sus contrarios. Pero al fin y al cabo estos actos se han repetido en guerras tribales de todo el planeta.

Indios mutilando los cuerpos de sus enemigos vencidos, 
según Jacques Le Moyne de Morgues

Algo más terrorífico y premeditado, en base a la actual concepción occidental que tenemos de la vida, se cocía (nunca mejor dicho) entre los Anasazi del suroeste norteamericano.

En base a trabajos arqueológicos llevados a cabo en esta región de los Estados Unidos se sabe que entre el 900 y el 1300 de nuestra era hizo aparición una especie de epidemia de canibalismo. Dado que las prácticas antropófagas eran más antiguas en México que en el suroeste estadounidense, cabe la posibilidad de que estas fueran introducidas desde el sur.

Las evidencias de canibalismo entre los Anasazi han sido deducidas a partir de lesiones halladas en los restos humanos; la mayor parte de ellos corresponden a desperdicios óseos abandonados en el suelo de habitaciones o salas ceremoniales. Lo más destacado de todo es que no se han encontrado pruebas de que las víctimas o sus restos hubiesen recibido humanidad o consideración alguna. De hecho, tales fosos pudieron haber sido cavados con la intención principal de esconder los desechos óseos sin que estos fuesen tratados con dignidad y respeto. La carne de las víctimas era cocida o asada según se aprecia en la presencia simultánea de huesos abrasados y de extremos de trozos pulidos.

Las impresionantes ruinas de Mesa Verde, al sudoeste de Colorado, 
antiguo hogar de los indios Anasazi

¿Y a que se debió este canibalismo? Cuatro son las hipótesis principales que intentan explicarlo, ya sea una de ellas la solución o una combinación: hambrunas extremas, patología social, control de población y costumbres rituales.

En base a las investigaciones de Turner y Turner, podemos descartar las hambrunas extremas y las costumbres rituales, pues en este último caso solo se encontró un lugar donde las lesiones óseas eran debidas a algún tipo de ceremonia. Quizás sea por tanto las hipótesis de patología social y de control de población las que cobren mayor fuerza, sin que hasta el día de hoy hayan sido estas esclarecidas del todo.

Según los antropólogos el control social suele ser útil y positivo, pero también puede ser negativo, hasta el punto de que los que lo pusieron en práctica acabaran teniendo sus días contados. Los aztecas realizaban un control poblacional mediante sus sacrificios rituales de esclavos. Según Sahagún (1932) luego estas víctimas eran desmembradas y distribuidas en estancias donde se comía la carne. Fue por ello por lo que una amplia unión de pueblos indígenas, blanco habitual de los aztecas, se unió a Hernán Cortés y su reducido grupo de acompañantes en la sangrienta conquista de Tenochtitlán, la gran capital  mexica.


Los restos humanos encontrados muestran marcas de cortes y abrasiones 
muy similares a las que se observa en los huesos de animales 
que han sido consumidos

Aparte de esto, hay más informes históricos que hablan de combates con el propósito de obtener presos destinados a la alimentación en el norte de México.

Por otro lado, según una leyenda hopi, hacia el 1700 de nuestra era algunos mismos indios hopi, urgidos por el jefe de los awatovi, se ensañaron en secreto con la aldea, mataron a la mayoría de los 800 componentes, apresaron a algunas mujeres y niños, y posteriormente, en otro paraje aislado, acabaron con ellos mediante prácticas de tortura, incluyendo mutilaciones y desmembramientos. Esto dejó de ser una leyenda cuando se descubrió tal área apartada con osamentas que presentaban lesiones. Y en base a ciertos análisis se descubrió que tras la violentamente muerte de los cautivos se practicó canibalismo.

Y existen en realidad más pruebas a lo largo de toda la geografía norteamericana de prácticas similares, pero describirlas todas haría este artículo interminable.

Por último conviene hacer hincapié en que esta información aquí expuesta para nada tiene una pretensión xenófoba, más para unos pueblos indígenas que en mi opinión son los más interesantes y espectaculares del globo. Por tanto, el único interés en hacer hincapié en estas verdades pocas veces contadas es puramente antropológico.


Fuentes:
- El canibalismo prehistórico en el suroeste de Estados Unidos. Christy G. Turner y Jacqueline A. Turner. 
- http://sabersiocupalugar.blogspot.com.es/2015/03/el-misterio-de-los-anasazi.html
- http://www.terceracultura.net/tc/?p=6633


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