La búsqueda de mamuts vivos en nuestra época ha sido llevada a cabo en más de una ocasión por los criptozoólogos, pero fue en la última década del pasado siglo cuando más de uno creyó que por fin se había logrado dar con ellos.
En 1987 se difundió la noticia de que junto al río Karnali, en Nepal, habían aparecido unos proboscídeos muy parecidos a mamuts. Estos tenían aterrorizados a los pobladores de la reserva de Bardia y destrozaban sus campos de cultivo. A principios de la década de 1990 el naturalista John Blashford-Snell realizó varias expediciones con el objetivo de encontrar tales animales. Y así lo hizo. En su empeño John dio con dos machos de un físico bastante extraño: hombros caídos, rabos mas gruesos de lo normal y extrañas jorobas abombadas en su frente. El más grande de los dos era denominado Raja Gaj que significa “Rey de los Elefantes”, con un tamaño que superaba la media de los elefantes asiáticos. Se dice que es el elefante más grande que se haya registrado en Asia, con un peso de ocho toneladas y unos colmillos de más de dos metros de largo. El más pequeño era llamado Kancha, que significa “el más joven”.
Toda clase de conjeturas emanaron de este hallazgo: podrían tratarse de elefantes mutantes, de simples elefantes asiáticos, de elefantes prehistóricos, y por que no, de mamuts supervivientes.
Raja Gaj, "Rey de los Elefantes"
Las expectativas del paleontólogo y experto en mamuts, Adrian Lister, eran de lo más interesante: ¿se trataban acaso de estegodontes? Estos proboscídeos eran los antecesores de los elefantes actuales, que vivieron hace unos centenares de miles de años en el sudeste asiático. Lister comprobó después que existían en Nepal fósiles de otra especie, Elephas hysudricus, que probablemente fuese el antecesor directo de los elefantes asiáticos actuales. Para mayor relación, poseía también dos grandes protuberancias en la frente.
John y Lister volvieron a buscar a los elefantes en 1995 para de este modo recoger su estiércol y realizar los oportunos análisis que permitirían saber por fin que clase de proboscídeos se trataban en realidad. Con una metodología que se realizaba con éxito por primera vez en elefantes llegaron los decepcionantes resultados. Los animales no se trataban ni de mamuts, ni de estegodontes, ni de otros elefantes asiáticos primitivos. Simplemente se trataban de elefantes asiáticos normales. ¿Por qué entonces esa extraña morfología? En opinión de Lister, tal vez podrían tratarse de alguna subespecie, o incluso una especie en regresión hacia sus primitivos ancestros.
Durante diez años John Blashford-Snell y el equipo de Scientific Exploration Society estudiaron a estos elefantes, llegando a encontrar hasta cincuenta individuos con su misma morfología.
Reportaje en una revista sobre los misteriosos elefantes.
Imagen: http://creationrevolution.com
En enero de 2010 Blashford-Snell y el equipo de entusiastas de la S.E.S. volvieron a Bardia para intentar reencontrarse con Raja Gaj. Se rumoreaba que había sido arrastrado por una inundación, pero en 2009 la prensa anunció que había sido visto de nuevo, un poco más delgado y con casi 70 años de edad según las estimaciones de los guardas.
Después de varios días de búsqueda a lomos de seis elefantes hembras guiados por rastreadores nepaleses dieron con un gran elefante macho que se alimentaba cerca del río. Cuando se acercaron a él el gigante levantó polvo y huyó hacia el monte. El equipo le siguió, pero el gran animal les sorprendió reapareciendo entre la espesura con su cabeza abovedada. Lanzó nubes de polvo hacia las hembras domesticadas, pero pronto pareció perder el interés y volvió a la selva. Por su parecido a Raja Gaj y su similar comportamiento fue llamado Rajim, hijo de Raja Gaj. Posteriormente dieron con un segundo elefante también macho y grande, que ofreció al equipo una demostración de fuerza derribando un árbol.
Rajim, hijo de Raja Gaj. Foto: http://www.johnblashfordsnell.org.uk/14.html
En un valle cercano fueron descubiertas las huellas de 18 elefantes más con sus crías. La experta Susan Hilliard, que había estado en muchas de las expediciones realizadas en Bardia, llegó a descubrir un conjunto de huellas de 21 cm de diámetro. Estás, sumadas a otras huellas, revelaron tamaños impresionantes, pero ninguna superaba a las de Raja Gaj. Adrian Lister, se refirió al gran tamaño de estos animales: “es difícil especular sobre todo lo que pueden crecer; algunos de estos elefantes lo seguirán haciendo casi el resto de su vida”.
El rey de los elefantes no fue encontrado en esta expedición, y más de un experto lo dio desde entonces por muerto. No obstante, si que resultó muy agradable saber que la población de estos extraños elefantes había logrado sobrevivir a tantos contratiempos en una zona tan conflictiva. Tras su descubrimiento en 1992 Raja Gaj se hizo tan famoso que el Departamento de Conservación alistó unos 600 soldados del ejército nepalí para proteger la reserva de Bardia de los cazadores furtivos; pero tras la revolución maoísta de 2002, estos invadieron el parque de nuevo.
Raja Gaj, inmortalizado en un sello nepalí.
Imagen: http://blog.nickwb.co.uk/?p=574
John actualmente sigue realizando expediciones a la Reserva de Bardia, acompañado a veces de turistas. Según parece la mayoría de elefantes de esta zona presentan la misma gran cabeza abovedada que Raja Gaj. Puede que los resultados de análisis de ADN consigan demostrar que éstos animales son descendientes del legendario “Rey de los elefantes”.
Bibliografía destacada: El libro de los animales misteriosos, de Lothar Frenz. 2003, Ediciones Siruela
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