Ayer por la mañana decidí recorrer los campos
cercanos a mi barrio, aquellos que marcaron mi infancia y donde terminó de
forjarse esta enorme pasión que siento por el mundo natural desde tan temprana
edad. Hace unos años, cuando no habían edificado aún junto a dicho barrio,
podía ver las colinas desde la ventana y muy al fondo el mar y hasta una parte
de la playa. En estaciones más húmedas esas colinas se convertían en un océano de
verdes y altas hierbas que se mecían a merced del característico viento tarifeño,
formándose ondas y toda clase de dibujos sobre el espeso manto verde. Yo me
quedaba embobado mirando por la ventana tan bellísimo espectáculo. Y qué decir
de toda la flora y fauna que podían allí encontrarse…
Debajo de todos esos caminos de máquinas se
encontraba el "Cuadrado del Ajedrez"
Aquí se formaba una especie de lago...
y aquí otro más grande todavía...
Como ya he ido notando a lo largo de los
años, puedo empezar a ir diciendo adiós definitivamente a todo ello. Hace tiempo
que llevaba viendo topógrafos haciendo mediciones y ayer ya me di cuenta de para
qué. En cierto modo se me encogió el alma, he de reconocerlo. Subir colinas y ver
las zonas donde con la lluvia se formaban lagunas repletas de vida tapadas con
escombros y tierra fue ciertamente duro. Y encima no ayudaba nada la época en que he
realizado la visita, con todo tan seco. De una forma tan descarada, las edificaciones
cada vez reducen más todo lo natural.
Esto era una especie de acantilado de cierta altura, justo
encima de donde se formaba uno de los lagos, al lado
de la torreta que se ve en la imagen anterior
Está claro que la globalización no se va a
detener por mis recuerdos, y para ser sincero no creo que a casi nadie de las
zonas colindantes les importe mucho que todos esos terrenos donde pasaron su
infancia jugando vayan a desaparecer. Y
cuando nuestras memorias desaparezcan, todo desaparecerá también. Ya no
existirán ni Los Túneles, ni el Piano, ni el Cuadrado del Ajedrez, ni Las
Baterías, ni la Fábrica de ladrillos. Pero bueno, al menos si tendremos
adosados con unos precios a los que los autóctonos difícilmente podremos
acceder.