El poeta checo Rainer Maria
Rilke escribió: "He buscado por todas partes la ciudad soñada, y al fin la
he encontrado en Ronda." No puedo estar más de acuerdo, pues cuanto más la
visito más enamorado de ella me deja.
La novedad para mí en esta
ocasión ha sido la entrada al Museo Lara, del cual hace tiempo que me hablaron y ya tenía ganas de visitar.
Se sitúa en pleno casco antiguo,
junto al famoso Tajo de Ronda, en donde, como podemos leer en la página web, “podrán
disfrutar de la colección privada más importante de España.” De igual manera en
ella nos comentan que el museo está instalado en la Casa Palacio de los Condes
de las Conquistas y fue inaugurado gracias a la iniciativa privada de su
promotor Juan Antonio Lara Jurado, pues a él ha dedicado toda su vida.
Este contiene una gran colección
de antigüedades, y entre ellas una sección dedicada a la brujería y a lo que
podríamos denominar la Criptozoología más fantástica, que a pesar de no ser muy
extensa, desde luego a un servidor no lo ha dejado defraudado.
Representaciones demoníacas,
criaturas imposibles plasmadas en oscuras obras taxidermistas, una sirena o una
mujer lobo forman parte de esa colección que nos introduce, genialmente
ambientados con una propicia música de fondo, en unos tétricos escenarios que hasta la
primera mitad del siglo XX se hicieron muy populares y, principalmente de manera
ambulante, recorrían las principales ciudades europeas y americanas.
Y si hubo una pieza que me
sorprendió encontrarme en el Museo Lara esa fue la de Pazuzu, cuya identidad es
explicada en la leyenda de su vitrina: “Deidad demoníaca mesopotámica, dios del
viento y de la tormenta. Es una de las primeras efigies con la que se
representa al demonio”.
Representación de Pazuzu
En realidad, la mayoría de los
que conocíamos a esta representación lo hicimos a través de la película El
Exorcista, pues básicamente es la que “lía el taco” en casa de la pobre Regan
hasta finalmente poseerla.
Estuve pensando que sería
interesante conocer el verdadero origen de tal figura, pero pensándolo mejor, y
sabiendo lo que en realidad representa, quizás hay cosas de las que es mejor no
saber mucho más de lo justo y necesario.
Aparte de Pazuzu en esta entrada
muestro algunas piezas más de la colección, y aunque me quedo con ganas de
ponerlas y explicarlas todas, evidentemente no lo haré para que el lector, por
sí mismo, la vea en su totalidad en su visita a la maravillosa Ronda.
Por otra parte también hay más
colecciones: una más cercana a la brujería como la de bestiales instrumentos de
tortura de la Inquisición, así como de arqueología, cine clásico, fotografías
originales de la Segunda Guerra Mundial o relojes antiguos entre otras.