Un día con su respectiva noche en el refugio
de La Sauceda, y es ver el mundo de otra manera, conectar con los más profundo
de la naturaleza, concretamente con el corazón del Parque Natural de Los
Alcornocales.
No soy de sueño fácil, y menos aún en lugares
completamente nuevos, por lo que todas las horas que no entregué a Morfeo me las
pasé deleitándome con el constante sonido de las ramas de los árboles mecidas
por el viento, al cual acompañaba el croar de las ranas.
Antigua iglesia de lo que fue un poblado, la cual desde nuestra cabaña y
al caer la noche, ofrecía una imagen algo esotérica.
El inconveniente es que al día siguiente no
me encontraba especialmente bien por haber dormido tan poco, pero ello no me
impidió llegar al menos a La Laguna del Moral. La subida al Aljibe, por falta
de tiempo en realidad, la tuvimos que dejar para otra ocasión.
La comentada Laguna del Moral es el hogar de diversos
anfibios e invertebrados acuáticos; allí pudimos presenciar el cortejo y apareamiento
de buen número de ranas meridionales. Y todo ello bajo el cobijo de árboles que rodean la
laguna y hasta la cubren por algunas zonas.
Lo único que eché bastante en falta durante
la estancia en el refugio, con todo el agua que había por todas partes, fue,
como no, la aparición de odonatos, que este año se están retrasando bastante por estos lares por lo que veo.
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