Si había una ilustración que hacía virguerías
en la mente de mi más temprana edad esa era ésta:
Pertenece a un tomo de la colección Dungeons
& Dragons: Aventura sin fin”, concretamente al título “El Tesoro del Rey”
del año 1986. La poderosa criatura con mandíbulas en la boca está a punto de
entablar un combate con un guerrero como de piedra que únicamente deja ver la
parte posterior de su cuerpo. Según el libro en realidad son dos seres que van
cambiando de forma, siendo anteriormente el monstruo con mandíbulas un dragón
rojo y el otro un budín negro que acabaría transformado en un golem pétreo de
tres metros de altura.
Ahora la veo y pienso que tampoco era nada
del otro mundo. Pero de niño para mí resultaba increíble. Me encantaba llegar
del colegio (y en cualquier momento en verdad) y abrir el libro hasta dar con tan
deseada imagen, visualizarla una y otra vez, y las veces que hiciera falta. Quizás,
como el resto de los mortales, cuanto más mayor me hago, más me va abandonando
la fantasía… No obstante, jamás en toda mi vida he querido estar más
equivocado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario