Yo llegué a verla cuando era pequeño, pero mi
recuerdo es tan vago que no he conseguido darle una forma completa. Lo que
mejor puedo rememorar es la característica que más destaca en sus
descripciones: un par de largas antenas.
Aparte de las víboras normales, y con
normales me refiero a las serpientes, al sur de Andalucía, en la comarca del
Campo de Gibraltar (puede que también sea conocida fuera de estos límites) las
personas más longevas del campo siempre me han hablado de la víbora voladora o de las
higueras, de la que cuentan que tiene largas antenas, parecido a la cucaracha (americana),
y es ciega, y por ello, si choca contigo puede picarte. En teoría debe tener
veneno, pues con su picadura cuentan que tiende a darte fiebre. Se alimenta de higos,
por lo que hay que llevar cuidado cuando se va a recogerlos.
Macho del gran capricornio (Cerambyx cerdo). Foto: Lidewijde
Volviendo a mi experiencia de niño, mi
avistamiento se produjo cuando, estando con mi padre caminando por el campo, me
alertó de que me alejara de ella, pues esta se encontraba en lo alto de una
vieja casa abandonada cerca de la cual pasábamos.
Lo curioso es que al preguntarles a varias
personas, todas coinciden en su descripción. Llevo ya años intentando saber que
animal (con toda seguridad un insecto) se esconde detrás de ella, y creo que
por fin, gracias a una reciente y oportuna especificación, he logrado dar con
él. El candidato es un coleóptero: el gran capricornio (Cerambyx cerdo), o en su defecto alguna variedad semejante como Cerambyx welensii.
El gran capricornio o capricornio de las
encinas en su fase adulta es de color oscuro, tiene largas antenas y unas
fuertes mandíbulas, y puede medir más de 6 cm de longitud. Tras un desarrollo máximo
de cinco años, cuando aparece el adulto lo hace en fechas cálidas, en las
cuales puede no alimentarse, pero si lo hace tiende a lamer la savia de los
árboles heridos, y lo más importante, puede sentirse atraído por frutas muy
maduras, como es el caso de los higos. Son principalmente nocturnos, aunque se
les puede ver también de día.
Cerambyx welensii
Lo que más me ha llamado siempre la atención
de la apodada “víbora voladora” es lo de su picadura, la cual como ya comenté debería
tener veneno para provocarte fiebre; lo cierto es que no he tenido constancia de
que estos animales tengan ninguna sustancia tóxica ni de que vayan picando a la
gente; ni tampoco que sean ciegos…
Lo más probable es que lo de su mordida se
haya deducido de sus fuertes mandíbulas, y todo lo demás forme parte de la
leyenda creada en torno al animal, inventada para evitar que los niños se
subieran a las higueras y se cayeran de ellas, o se atiborraran de sus frutos.
Un animal con esas características atribuidas, también haría que hasta los
adultos se lo pensaran dos veces antes de acercarse al árbol si veían a uno de
estos bichos en él.