miércoles, 3 de agosto de 2016

Año tras año


Año tras año, tengo que ver impotente como los terrenos que hay junto a mi barriada, en los que se comenzó a forjar mi gran pasión por el mundo natural y en los que ya no queda ni un cuarto de la biodiversidad que existía en mi infancia, van siendo víctima de la globalización. 
De momento, todavía hay pequeños rincones donde encontrar aquella belleza de antaño. Una belleza muy subjetiva, todo sea dicho, pero la cual me gusta inmortalizar para un futuro en el que esta ya no pueda encontrarse en tales parajes.

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