sábado, 5 de marzo de 2016

Subida al Torreón, el pico más alto de Cádiz

El ascenso al Torreón, algo así como el “8000 gaditano”, era algo que tenía en la cabeza desde hacía meses, pero no fue hasta ayer cuando por fin pude realizarlo.

 Carteles explicativos al comienzo del recorrido

Se trata de un trayecto para el que se necesita permiso, ciertamente duro, y especialmente para aquellos que no están en buena forma física. Nada menos que unos casi 800 metros de desnivel, teniéndose que hacer uso de las manos para escalar en los últimos metros.

 Uno de los pinsapos que veiamos por el camino

La verdad es que he de reconocer que cuando tan solo llevábamos unos veinte minutos creía que no acabaríamos llegando a la cima. Pero el truco estuvo en no detenerse, continuar descansando las veces que hiciese falta hasta que cogimos el ritmo y afrontar el último tramo con cabeza y sabiendo donde colocar pies y manos. Y lo más increíble es que con todas las veces que paramos tan solo tardamos dos horas y media cuando lo normal son tres.

Todavía podían apreciarse algunas placas de hielo de la pasada 
nevada en la Sierra de Grazalema
 
Una de las grandes sorpresas vino en esta etapa final, cuando una cabra montesa apareció con su cría por una de las zonas rocosas. 


 Cabras montesas propias de la Sierra de Grazalema

Y muy seguidamente subimos a una zona más llana hasta que escalando un poco más dimos con la roca la cual justo detrás mostraba la famosa placa con la inscripción: PICO EL TORREÓN 1654 m. Ello significaba que lo habíamos logrado.

 La roca con la famosa placa que indicaba nuestra ansiada meta

Y un pajaro que nos recibió nada más llegar, posiblemente acostumbrado 
a los alimentos que las personas puedan dejar en el pico

Y ya desde lo alto, con la satisfacción que saber que habíamos coronado el pico más alto de la provincia de Cádiz, lo único que podíamos hacer era deleitarnos.


 El embalse de Zahara



El día no estaba totalmente despejado, pero si lo suficiente para ver los alrededores, con el famoso bosque de pinsapos (uno de los dos únicos que queda en toda Europa), embalses como el de Zahara y un sinfín de vistas en 360º. 

 El espectacular bosque de pinsapos

Y por detrás del pico, junto al bosque de pinsapos, más restos de la pasada nevada


Y mucho más a lo lejos, no pude dar crédito a lo que mis ojos veían: nada más y nada menos que Sierra Nevada. Y todavía me cuesta creer que desde Cádiz pueda verse sabiendo los kilómetros que hay de por medio.

Una estampa que afortunadamente pude inmortalizar: 
Sierra Nevada vista desde Cádiz

En definitiva, un día muy especial que grabaré a fuego en mi memoria y una superación personal más de las muchas que todavía me quedan.

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