Esa tendencia nuestra a engrandecer todo lo de fuera y prácticamente
ignorar lo autóctono puede en muchas ocasiones no dejarnos ver la innegable
importancia de Andalucía en el transcurso de la historia.
Gran Bretaña alberga el que probablemente sea el dolmen
más conocido del planeta: Stonehenge, sin duda favorecido por un abierto y
verde paisaje que logra embellecer la peor fotografía. Pero en nuestra tierra,
en la ciudad malagueña de Antequera, se sitúan unos dólmenes más grandes y
puede que más antiguos, e incluso para no pocos historiadores de mayor
importancia.
El área megalítica de Antequera agrupa a los dólmenes de Menga (3500-2500 a. de C.), Viera (2000 a. de C.) y El Romeral (1800 a. de C.), que fueron construidos por las primeras comunidades agrarias del valle del Guadalhorce. Estos muestran una gran variedad de soluciones y técnicas arquitectónicas, haciendo para ello uso de enormes bloques de piedra que forman cámaras y espacios cubiertos con fines rituales y funerarios.
Destaca también la espectacular y cercana formación
natural denominada como La Peña de los Enamorados que parece recordar a la cara
de una mujer durmiente (a mí la verdad es que igualmente me recuerda a un
nativo americano) que sin duda influenció a los antiguos constructores de los
dólmenes.
La Peña de los Enamorados
Dolmen de Viera
Dolmen de Menga
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