Allí estaba. Al cruzar la verja del CEGMA y acercarme
al edificio, desde el exterior de este, pude observar con gran entusiasmo como
dentro de una gran urna de fluidos conservantes su reciente existencia había
sido inmortalizada desde ese mismo día para la posteridad. Así ha sucedido
desde siglos atrás con innumerables animales, y así debía suceder con este
sorprendente organismo. Y es que gracias a este proceso fue como el pasado
viernes día 1 por fin pude verme cara a cara con un animal que hasta entonces
solo había podido contemplar en fotografías y en ilustraciones. De una vez por
todas tuve el enorme placer de verme frente a frente con el calamar gigante (Architeuthis dux).
También fui uno de los escasos afortunados
que tuvimos el placer de asistir a la conferencia que impartieron los que
probablemente sean los mayores expertos españoles sobre la materia, titulada: “El
calamar gigante: mitos y leyendas”. En nada menos que dos interesantísimas
horas, Luis Laria y Ángel Guerra nos deleitaron con los resultados de la
necropsia realizada al cefalópodo y con su biología en general. Sobre lo
primero, la medida final fue de 3’90 metros, y en cuanto a su muerte no
hallaron las causas claras. Se trataba de una hembra inmadura, la cual se había
debilitado hasta morir, puede que por una enfermedad no identificada. De hecho
no encontraron ningún alimento en su estómago. Durante la charla nos mostraron
el enorme pico de loro que había sido extraído del cadáver y el cual había sido
conservado en un tarro con alcohol. Fue impresionante sostener semejante pieza
en mis manos.
Luis Laria hablándonos de un ejemplar cedido al Smithsonian
Al fondo Ángel Guerra
Este ejemplar era el que ya comenté en otro
artículo anterior [Calamares Gigantes en
el Estrecho de Gibraltar (II)], que fue encontrado en Punta Carnero,
Algeciras, el 10 de octubre de 2012. Al acabar la conferencia tuve la
oportunidad de hablar con Luis Laria y Ángel Guerra, dos personas muy agradables con las que
pude intercambiar impresiones sobre el gran molusco.
Como escribí en mi segunda obra, este mesías
de la Criptozoología hace tiempo que abandonó la leyenda, que dejó de ser un
críptido para transformarse en una especie más aceptada por la ciencia. Su
eventual presencia en nuestra área del Estrecho nos traslada hasta primitivas
épocas, hasta viejos bestiarios, y hasta los albores de la Criptozoología.